sábado, 31 de octubre de 2009

304 Justicia


Autor*Miguel Ángel Muñoz
¿Justicia pides princesa?
¿cuándo escuchaste de ella?
es ciega como mi amor ,
y tuerta como la noche,
es pálida como la vida
y aliada del reproche,
entre los dientes del muerto
se escupía con fiereza
ahora descansa sin ella,
es un señuelo, no ayuda,
nunca detuvo tormentas,
y el sentido de la duda
siempre agudiza y recela,
gime, duerme, ¡haz que hierva!.

¿Justicia clamas guerrero?
enemigo soy del miedo,
de tus dedos prisionero,
justicia del asesino pides,
sin saberlo con certeza,
tú mataste mi destino,
que cultivaba tan dentro,
mi amor no es primerizo
ahora soy sólo un muñeco,
de tu sonrisa y tu cuerpo,
del susurro tus versos.

¿Justicia me pides amor?
eso lloré hace tiempo,
ahora que es poesía,
no le temo,
justicia algún día haremos,
no lo dudes nos veremos,
que reciten nuestras pieles,
que reciten nuestros huesos,
que se acerquen como helechos,
en los arroyos de besos,
llenos de sentimientos, llenos,
que se vacíen como quieran, vacios,
traigan justicia que hieran, hierva,
pasión traiga y agudice, pasión,
mi destino por tu pecho, hecho,
que se convierta en el velo, cierto,
de mis suspiros tu cuerpo, quiero.

viernes, 30 de octubre de 2009

303 ¿Quién es poeta?


Autor*Miguel Ángel Muñoz
¿Quién es el poeta que cierra los ojos
en las tardes rosadas?
¿Quién es el poeta que no teme nada,
que abre su corazón cada mañana?,
y pinta en el suelo los sueños que narra,
por los tristes caminos surcan sus hazañas,
y hace del viento su amigo del alma,
cuando cae a su lado la fría guadaña,
todo le susurra en forma de nana.

Habita en las noches de luna muy clara,
entre ríos grises y madejas de algas,
lejano y distante a veces la llama,
el salto sordo de la turbia agua,
entre las zarzas de agujas, la abraza,
y llega tan lejos que tiembla su espada,
conocida en el mundo por ser desdichada
ni probó la sandre, ni ama la batalla,
pues pierde las hojas de sus verdes ramas,
y pálida yace herrumbrosa y oxidada,
esperando la hora para quebrarse empuñada,
al conocer el secreto bordado en la magia
que vive en las cuevas de su profunda mirada,
que el loco poeta adivina en las ascuas,
los senderos que el amor a él también guarda.

jueves, 29 de octubre de 2009

302 Sequía de Corazón


Autor*Miguel Ángel Muñoz
Me adelanto unos pasos,
los duendes susurran,
las musas me temen.
Me adelanto miro atrás,
los elfos preguntan,
las hadas lo sienten,
¿el futuro está oscuro?
¿es febrero que no vuelve?
adelante nada crece,
todo ruina, meses en polvo,
seca la tierra se pudre,
ya no llueve, ya no llora,
nada que apague sus lumbres,
no hay cascada, ni amapolas,
sin la nieve de las cumbres,
la montaña pinta negra,
el tiempo de amar se me va,
y el bosque seca sus ramas,
los besos no saben llegar,
nada riega esta mañana,
como aquellas de la mar,
ninguna sonrisa brillaba,
que me arrope al caminar,
sospecho y el cuervo lo grazna,
cada día a mi me mata,
y me acerca a mi final,
para poder disfrutarla,
y poderla enamorar.

miércoles, 28 de octubre de 2009

301 Sin Perdón


Autor*Miguel Ángel Muñoz
Tan extraño todo, que hace daño,
tan áspero todo, que rompe los años,
los otros que olvidamos,
tan cerca en el tiempo y tan alejados,
tan doloridos los oídos por tantos llantos,
anhelo el tiempo que nos enamoramos,
y hablábamos de todo, cogidos de la mano,
sueño mis días del futuro, a tu lado ,
nuestros hijos nacidos en pecado,
tan cerca los cuerpos y tan apretados,
que respiren al ritmo que los abrazamos,
sin perdón para el poeta que abrió los brazos
y encontró la flor que nunca ha tocado,
la flor que nunca ha besado,
¡maldito él! que encontró diamantes
donde otros vieron barro.

martes, 27 de octubre de 2009

300 Amanecer


Autor*Ernesto Cardenal
Ya están cantando los gallos.
Ya ha cantado tu gallo comadre Natalia
ya ha cantado el tuyo compadre Justo.
Levántense de sus tapescos, de tus petates.
Me parece que oigo los congos despiertos in la otra costa.
Podemos ya soplar un tizón - Botar la bacinilla.
Traigan un candil para vernos las caras.
Latió un perro en un rancho
y respondió el de otro rancho.
Será hora de encender el fogón comadre Juana.
La oscurana es más oscura pero porque viene el día.
Levántate Chico, levántate Pancho.
Hay un potro que montar,
hay que canaleatar un bote.
Los sueños nos tenían separados, en tijeras
tapescos y petates (caeda uno en su sueño)
pero el despertar nos reúne.
La noche ya se aleja seguida de sus seguas y cadejos.
Vamos a ver el agua muy azul: ahorita no la vemos. - Y
esta tierra con sus frutales, que tampoco vemos.
Levántate Pancho Nigaragua, cogé el machete
hay mucha yerba mala que cortar
cogé el machete y la guitarra.
Hubo una lechuza a medianoche y un tecolote a la una.
Luna no tuvo la noche ni lucero ninguno.
Bramaban tigres en esta isla y contestaban los de la costa.
Ya se ha ido el pocoyo que dice: Jodido, Jodido.
Después el zanate clarinero cantará en la palmera,
cantará: Compañero
Compañera.
Delante de la luz va la sombra volando como un vampiro.
Levántate vos, y vos, y vos.
(Ya están cantando los gallos.)
¡Buenos días les dé Dios!

lunes, 26 de octubre de 2009

299 Mi copa de Vino


Autor*José Carlos Castaño
Alguien,
Si alguna vez, tan intensamente
Fue, como el recuerdo gime,
Arde tan lejos que ya lo creo

Verdadero en la distancia.

Quise arder sobrevivo de su cuerpo
Que no fue. Mas mi empeño, de dañarlo,
¿No sería una extraña forma
De amor? ¿No sería acaso el deseo,
Arder distantes
En la memoria?

Deslízate en mis labios que no siento,
Pues me colma

Tu inexistencia.

IV

Como el nombre en el verbo, sucumbid,
Chorros, en busca
De lo ya escrito;
Sucumbid, como el vino
Ahonda con su peso
La copa
De oscuridades.

Que tal es mi deseo,
Silencio ebrio de sí.

domingo, 25 de octubre de 2009

298 Las Abandonadas


Autor*Julio Sesto
Como me dan pena las abandonadas,
que amaron creyendo ser también amadas,
y van por la vida llorando un cariño,
recordando un hombre y arrastrando un niño!...

Como hay quien derribe del árbol la hoja
y al verla en el suelo ya no la recoja,
y hay quien a pedradas tire el fruto verde
y lo eche rodando después que lo muerde!

Las abandonadas son fruta caída
del árbol frondoso y alto de la vida;
son, mas que caída, fruta derribada
por un beso artero como una pedrada!

Por las calles ruedan esas tristes frutas
como maceradas manzanas enjutas,
y en sus pobres cuerpos antaño turgentes,
llevan la indeleble marca de unos dientes...

sábado, 24 de octubre de 2009

297 A Emma


Autor*José Martí
No sientas que te falte
el don de hablar que te arrebata el cielo,
no necesita tu belleza esmalte
ni tu alma pura más extenso vuelo.

No mires, niña mía,
en tu mutismo fuente de dolores,
ni llores las palabras que te digan
ni las palabras que te faltan llores.

Si brillan en tu faz tan dulces ojos
que el alma enamorada se va en ellos,
no los nublen jamás tristes enojos,
que todas las mujeres de mis labios,
no son una mirada de tus ojos...

viernes, 23 de octubre de 2009

296 Que el hombre del sueño no llegue...


Autor*Héctor Urruspuru
Que el hombre del sueño no llegue tsé-tsé,
no me vea abandonado a merced del león y sea tarde
para mutar en masai y lanza, es decir: “La vida! El Africa..!”
y no también: la mamba

que todos mis atardeceres han deseado un Holland & Holland
partir el cráneo del búfalo, un único balazo, un búfalo como la noche
sin tam tams innecesarios

contar esta hazaña en las hogueras, la carne de bronce, dialectos de la lluvia
diamantes y estrellas, ni musulmán ni hebreo ni cristiano siquiera,
y ríe, ríe si pudieras, y dame, un dios cualquiera: un búfalo muerto,
o mamba entre los pies desnudos, cuernos de animal
dibujados, semiborroneados, en la tierra

ciento veintitres mil moscas (y no llegues)
espinas que desgarran si se corre entre las fiebres
dame, embiste contra mí, con un dios, una máscara cualquiera
carga, desde dorado pastizal desde drogado sueño,
y tsé-tsé en el aire, que es voluta verde... que se quema

pero mi búfalo huele, el aceite de la escopeta, y en realidad huye de este poema
como un diamante negro o mejor dicho, escapa como ópalo, desaparece: como estrella
y he quedado en la actitud del caminante, viento rojo desde mis espaldas,
mi plexo blanco / sobre la luna llena

y ventea así la bestia ausente, la fragilidad de mis palabras,
y el cazador pisa entonces al fin, descalzo, a la mamba
y ya no vuela sobre mí la mosca del sueño, sino la mariposa nocturna
y desdoblado: el cazador que es desde el hombre que soy ya no despierta

jueves, 22 de octubre de 2009

295 Casida de un Sueño al Aire Libre


Autor*Federico García Lorca
Flor de jazmín y toro degollado.
Pavimento infinito. Mapa. Sala. Arpa. Alba.
La niña finge un toro de jazmines
y el toro es un sangriento crepúsculo que brama.

Si el cielo fuera un niño pequeñito,
los jazmines tendrían mitad de noche oscura,
y el toro circo azul sin lidiadores,
y un corazón al pie de una columna.

Pero el cielo es un elefante,
y el jazmín es un agua sin sangre
y la niña es un ramo nocturno
por el inmenso pavimento oscuro.

Entre el jazmín y el toro
o garfios de marfil o gente dormida.
En el jazmín un elefante y nubes
y en el toro el esqueleto de la niña.

miércoles, 21 de octubre de 2009

294 Dos Palabras


Autora*Alfonsina Storni
Esta noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras
?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!?
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

martes, 20 de octubre de 2009

293 Alicia


Autor*Víctor López Rache
Si deseas abandonar la multitud detenida en el reloj
lleva a Alicia
y cruzarás el límite de la transparencia y la pared.
Cuando en el vacío te angustie el habitual ritmo del vértigo
las pequeñas ocurrencias de Alicia
fundarán ciudades,
y mientras cambia el color de la magia y de los besos
las efigies encerradas en las monedas volverán a ser hombres.
Tu mano allí querrá alargarse para ajusticiar el sol,
¡ déjala !
todos somos poseídos por Alicia en algún instante de la vida.
Si no has sentido bajo tu piel los pasos de Alicia
recuerda que ella puede aparecer de repente.
Con la paciencia que el sueño seduce a la noche
jugando a las virtudes del mal te dormirás en secretos jardines
y entonces en tu cuerpo el dolor de las matemáticas
será un constante deleite.
Con ella
el tiempo del esclavo suelta un pájaro por la ventana.

lunes, 19 de octubre de 2009

292 Poema Para Recordar A Alicia En El Espejo


Autor*Giovanni Quessep
Aquí lo legendario y lo real
Nuestra historia resulta semejante
A la de esa muchacha maravillosa que penetró en el espejo
Estuvo siempre a punto de desaparecer
Pero ninguno pronunció la fórmula que la devolviera al polvo
Ni Tweedledum ni Tweedledee ni la Reina ni el Rey Rojo
Que lo único que tenía que hacer era despertarse
Tal vez somos un cuento
Tal vez sin que nunca nos percatemos
La nave de Ulises
O el ruiseñor de Keats
(Ese pájaro no destinado a la muerte)
Digamos entonces que lo que ha sido un canto de la Odisea
Continuará siendo nosotros
Sin dejar de ser por eso el país de las maravillas
Y alguien podrá reconocemos
Al escuchar la historia no escrita todavía
En la historia castillo la historia luna múltiple
En la historia juguete destruido
La historia en fin cuando pasó una nube sobre Alicia

Tal vez somos la sombra de ese azul en su mano

domingo, 18 de octubre de 2009

291 Isla Negra, Poema para Alicia


(Gracias Donna Duck)
Autor*Pablo Neruda.
Para que navegues por mi poesía. Para mi querida Alicia.

Aquí en Isla Negra está la ola estrellada
que trae tu recuerdo,
compañera del cielo.

En tus sueños nacen las olas azules
que guardo en este libro perdido.

Yo colecciono tus lágrimas,
ellas vuelan a una caja
que guardo en el jardín
donde sólo llega tu sombra.

Aquí está el árbol del olvido
de él saqué un trozo de madera
para grabar tu nombre.

sábado, 17 de octubre de 2009

290 Carta de Alicia Urrutia a Pablo Neruda


Autora*Alicia Urrutia
Pablo amor quisiera que esta carta
llegue el día 12 de julio,
de tu cumpleaños.
Pablo amor que seas feliz.
Todas las horas del día
y de la noche estés donde estés
y con quien sea sé feliz,
te recordaré, pensaré en ti alma mía.
Mi corazón está tivio de amarte tanto
y pensar en ti.
Amor amado amor te beso
y te acaricio
todo tu cuerpo amado.
Amor amado,
amor, amor, amor mío amor.
Tu Alicia que te Ama".

viernes, 16 de octubre de 2009

289 A Unos Labios Sin Amor


Autor*Rafael Morales
¿Para qué tanto fuego y tanta loca
plenitud de color y lozanía,
si tan sólo tenéis por compañía
la soledad de vuestra misma boca?

Buscasteis el amor y se hizo roca.
¿Para quién esa llama, esa porfía,
si vuestra roja y prieta valentía
al aire más ajeno desemboca?

Esa vibrante luz desordenada,
tras la doliente piel en la que brilla
se quedará en sí misma sepultada.

O ha de quedarse pálida, amarilla,
desmayándose lenta, calcinada,
y soñando el amor desde su orilla.

jueves, 15 de octubre de 2009

288 Dos Dudas En Qué Escoger


Autora*Sor Juana Ines de la Cruz
Dos dudas en qué escoger
tengo, y no sé a cual prefiera,
pues vos sentís que no quiera
y yo sintiera querer.

Con que si a cualquiera lado
quiero inclinarme, es forzoso
quedando el uno gustoso
que otro quede disgustado.

Si daros gusto me ordena
la obligación, es injusto
que por daros a vos gusto
haya yo de tener pena.

Y no juzgo que habrá quien
apruebe sentencia tal,
como que me trate mal
por trataros a vos bien.

Mas por otra parte siento
que es también mucho rigor
que lo que os debo en amor
pague en aborrecimiento.

Y aun irracional parece
este rigor, pues se infiere,
si aborrezco a quien me quiere
¿qué haré con quien aborrezco?

No sé cómo despacharos,
pues hallo al determinarme
que amaros es disgustarme
y no amaros disgustaros;

pero dar un medio justo
en estas dudas pretendo,
pues no queriendo, os ofendo,
y queriéndoos me disgusto.

Y sea ésta la sentencia,
porque no os podáis quejar,
que entre aborrecer y amar
se parta la diferencia,

de modo que entre el rigor
y el llegar a querer bien,
ni vos encontréis desdén
ni yo pueda encontrar amor.

Esto el discurso aconseja,
pues con esta conveniencia
ni yo quedo con violencia
ni vos os partís con queja.

Y que estaremos infiero
gustosos con lo que ofrezco;
vos de ver que no aborrezco,
yo de saber que no quiero.

Sólo este medio es bastante
a ajustarnos, si os contenta,
que vos me logréis atenta
sin que yo pase a lo amante,

y así quedo en mi entender
esta vez bien con los dos;
con agradecer, con vos;
conmigo, con no querer.

Que aunque a nadie llega a darse
en este gusto cumplido,
ver que es igual el partido
servirá de resignarse.

miércoles, 14 de octubre de 2009

287 Tiempo de amor


Autor*José Luis Cano
En el amor el tiempo es como un pájaro
aleteante, estremecido, trágico.

Parece detenerse en nuestros brazos,
jadear dulcemente en nuestros labios.

Y fluye tierno como el valle verde
por un secreto afán de vida breve.

Su vuelo cesa bajo el beso largo,
tensas las alas, dulce y hechizado.

Y cuando el beso acaba hay en su luz
un brillo de asombrada juventud.

Ahora acecha cautivo de los labios
el lento desunirse, desmayados.

Ahora yace, quemadas ya las alas,
mientras ávidamente se desangre.

En el amor el tiempo es como un pájaro
aleteante, estremecido, trágico.

martes, 13 de octubre de 2009

286 Al Mar


Autor*Guillermo Prieto
Te siento en mí: cuando tu voz potente
saludó retronando en lontananza,
se renovó mi ser; alce la frente
nunca abatida por el hado impío,
y vibrante brotó del pecho mío
un cántico de amor y alabanza.
Te encadenó el Señor en estas playas
cuando, Satán del mundo,
temerario plagiando el infinito,
le quisiste anegar, y en lo profundo
gimes ¡oh mar! en sempiterno grito.

Tú también te retuerces cual remedo
de la eterna agonía;
también, como al ser mío,
la soledad te cerca y el vacío;
y siempre en in quietud y en amargura,
te acaricia la luz del claro día,
te ven los astros en la noche oscura.

A ti te vi venir, como en locura,
esparcido el cabello de tus ondas
de espuma en el vaivén, como cercada
de invisibles espíritus, llegando
de abismos ignorados y clamando
en acentos humanos que morían,
y el grito y el sollozo confundían.

A mí te vi venir ¡oh mar divino!
y supe contener tanta grandeza,
como tiembla la gota de la lluvia
en la hoja leve del robusto encino.

Eres sublime ¡oh mar! los horizontes
recogiendo las alas fatigadas,
se prosternan ante ti desde los montes.

Prendida de tus hombros la luz bella
forma los pliegues de tu manto inmenso.
Entre la blanca bruma
se perciben los tumbos de tus ondas,
cual de hermosa en el seno palpitante
los encajes levísimos de espuma.

Si te agitas, arrojas de tu seno
en explosión tremenda las montañas,
y es un remedo de la brisa el trueno,
terrible mar, si gimen tus entrañas.

¿Quién te describe ¡oh mar! cuando bravía,
como mujer celosa,
en medio de tu marcha procelosa
el escollo de tus iras desafía?

Vas, te encrespas, te ciñes con porfía,
retrocedes rugiente,
y del tenaz luchar desesperada,
te precipitas en su negro seno
despedazando tu altanera suerte.

En tanto, al viento horrible,
arrastrando al relámpago y al rayo,
cimbra el espacio, rasga el negro velo
de la tiniebla, se prosterna el mundo
y un siniestro contento se percibe
¡oh mar!, en lo profundo,
cual si con esa pompa celebraras,
entre el eterno duelo,
tus nupcias con el cielo.

Cansada de fatiga, cual si el aura
tierna te prodigara sus caricias,
a su encanto dulcísimo te entregas,
calmas tu enojo, viertes tus sonrisas,
y como niña con las olas juegas
cuando te dan su música las brisas.

Tú eres un ser de vida y de pasiones:
escuchas, amas, te enloqueces, lloras,
nos sobrecoges de terrible espanto,
embriagas de grandeza y enamoras.

Cuando por vez primera ¡oh mar sublime!
me vi junto de ti, como tocando
el borde del magnifico infinito,
Dios, clamó el labio en entusiasta grito:
Dios, repitió tu inquieta lontananza:
y Dios, me pareció que proclamaban
las olas, repitiendo mi alabanza.
[...]

lunes, 12 de octubre de 2009

285 Romance


Autor*Rafael de Leon
Yo me acerqué hasta tu vera
con miedo, ¿por qué negarlo?

En las sienes me latían
cincuenta y dos desengaños;
gris de paisaje en los ojos,
risas sin sol en los labios,
y el corazón jadeante
como un pájaro cansado.

Yo me acerqué hasta tu vera
con miedo, ¿por qué negarlo?

Te reventaba en la boca
un clavel de veinte años
y en la mejilla un suave
melocotón sonrosado.
Cuando dijistes: «Te quiero»
fue tu voz igual que un caño
de agua fresca en una tarde
calurosa de verano.

Se me echó encima el cariño
lo mismo que un toro bravo
y quedé sobre la arena
muerto de amor y sangrando
por cuatro besos lentísimos
que me brindaron tus labios.

De la sien a la cintura,
de la garganta al costado.
¡Qué boda sin requilorios
sobre la hierba del campo!
¡Qué marcha nupcial cantaba
el viento sobre los álamos!
¡Qué luna grande y redonda
iluminó nuestro abrazo,
y qué olor el de tu cuerpo
a trigo recién cortado!

El pueblo, a las dos semanas
hizo lengua en los colmados,
en las barandas del río,
en la azotea, en los patios,
en las mesas del casino
y en los surcos del arado:
«Un hombre que peina canas
y que le dobla los años».

Es cierto que peino canas
pero en cambio, cuando abrazo
soy lo mismo que un olivo,
igual que un ciprés sonámbulo,
Cristobalón de aguas puras
que atraviesa el río a nado
si ve en la orilla unos ojos
o una boca hecha de nardos,
para cortarle el suspiro
con el calor de mis labios.

Que me escupan en la frente,
que me pregonen en bandos,
que vayan diciendo y digan.
Tú conmigo; yo a tu lado
respirando de tu aliento,
yendo al compás de tus pasos,
refrescándome las sientes
en la palma de tu mano.

Centinela de tus sueños,
hombro para tu descanso,
Cirineo de tus penas
Y San Juan de tu calvario
para quererte y tenerte
en la noche de mis brazos.

¡¿Qué importa que haya cumplido
cincuenta y pico de años?!
¿En qué código de amores,
en qué partida de cargos,
hay leyes que determinen
la edad del enamorado?
En cariños no hay fronteras,
ni senderos, ni vallados,
que el cariño es como un monte
con un letrero en lo alto
que dice sólo: «Te quiero»
Y colorín colorado.

domingo, 11 de octubre de 2009

284 En una sola tarde


Autor*Miguel Ángel Muñoz
Hay tardes secas, sin vino,
tardes de ocasos infinitos,
en las que te avisa el destino,
por tu puerta entra arrogante,
con la cara muy tiznada
que casi rozas las nubes
con los suspiros que lanza.

Hay tardes verdes y rojas,
Que sin saber son amantes,
Y solo comprendes ideas,
que llegan de otros parajes.

Hay tardes mojadas y frías,
que huyen de nuestra alma,
y te dejan el sabor del adiós,
en el fondo de la mirada.

En una sola tarde,
el mundo puede cambiar,
y lo que antes era pena,
convertirse en felicidad.

sábado, 10 de octubre de 2009

283 Tus Ojos


Autor*Octavio Paz
Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.

viernes, 9 de octubre de 2009

282 Elegías (y soneto) a Silvia


Autor*Mariano Melgar
¿Por que a verte volví, Silvia querida?
(Elegía I)
¿Por qué a verte volví, Silvia
querida?
¡Ay triste! ¿para qué? ¡Para trocarse
mi dolor en más triste despedida!

Quiere en mi mal mi suerte deleitarse;
me presenta más dulce el bien que pierdo:
¡Ay! ¡Bien que va tan pronto a disiparse!

¡Oh, memoria infeliz! ¡Triste recuerdo!
Te vi... ¡qué gloria! pero ¡dura pena!
Ya sufro el daño de que no hice acuerdo.

Mi amor ansioso, mi fatal cadena,10
a ti me trajo con influjo fuerte.
Dije: «Ya soy feliz, mi dicha es plena».

Pero ¡ay! de ti me arranca cruda suerte;
este es mi gran dolor, este es mi duelo;
en verte busqué vida y hallo muerte.15

Mejor hubiera sido que este cielo
no volviera a mirar y sólo el llanto
fuese en mi ausencia todo mi consuelo.

Cerca del ancho mar, ya mi quebranto
en lágrimas deshizo el triste pecho;20
ya pené, ya gemí, ya lloré tanto.
[...]

jueves, 8 de octubre de 2009

281 ¿Que es morir?


Autor*Elías Nandino
Morir es
Alzar el vuelo
Sin alas
Sin ojos
Y sin cuerpo.
(añado yo;
y con amor.)

miércoles, 7 de octubre de 2009

280 Emergencia


Autor*Miguel Ángel Muñoz
Ahora sopla de nuevo el viento,
y el sol brilla cercano, de nuevo,
ahora que las nubes se van,
y recuperas el vuelo, el aliento,
ahora que tan cerca te siento.

En borrasca tu sonrisa me sacude
como olas de tu mar,
la tempestad alude,
en mi velero descubre,
lo mucho que tenías,
y lo poco que supe.

Tengo una emergencia en el corazón,
el sueño va haciéndose real,
y mi pulso se escapó,
aceleró ante tus ojos,
y a tu sonrisa aclamó.

Tengo una emergencia en el corazón,
me duele que no lo sepas,
y sea tanto mi amor.

martes, 6 de octubre de 2009

279 Fotografías Veladas Por La Lluvia


(Gracias Alba)
Autor*Luis García Montero
Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos,
las hallará vacías…
Luis Cernuda

Cuando los merenderos de septiembre
dejaban escapar sus últimas canciones
por las colinas del Genil,
yo miraba la luz,
como una flor envejecida,
caerse lentamente. Lo recuerdo.

Y recuerdo en mi piel la enfermedad
de las horas inciertas. Por los alrededores
la mirada del niño primogénito
parecía saberlo.

Bombillas
contra un cielo sin fondo,
pintura de las mesas
más pobre y sin verano,
botellas dejadas sin un solo mensaje
y la radio sonando
con voz de plata
como los álamos del río.
Antes que los humanos
los objetos aprenden a vivir en otoño.

Hasta un golpe de lluvia.

Entonces sí
hay mujeres y hombres que corren al invierno
con gritos sorprendidos todavía
en la palabra agosto.
La lluvia de repente
que le devuelve a España su existencia
de periódico antiguo
y pone hacia el final de las películas
un beso triste, un dolor censurado.

Del verano se sale igual que de un recuerdo.
Nunca lo detenemos
en sus noches crueles de calor,
ni se queda en nosotros
la insistencia quemada de las calles,
los fantasmas eróticos
que jamás desembocan en un cuerpo,
noches de alcohol sin nadie,
la cuchilla del frío repentino,
la humillación de los amaneceres.

Pero del mismo modo
al recuerdo se vuelve igual que a los veranos,
con ganas de tocar el mar,
como un tiempo más nuestro,
la leyenda arruinada del nosotros más puro,
una memoria de la felicidad
que duele, nos desarma
y rueda en las colinas de la tarde
y nos busca después
cada septiembre
como los álamos del río
en esa flor envejecida
de nuestra propia casa.

Los pecados del tiempo son pecados mortales.

Y al fin todo se apaga, se deshacen en lluvia
los tiranos, las mañanas de iglesia,
los titulares del periódico,
la voz que dice no o que confirma un precio,
y también lo más noble,
esa costumbre del olvido
que va imponiendo sus fronteras,
porque el amor no sabe detenerse
y su fatalidad es la del agua.
Cosas como un reloj
en el brazo del niño que miraba la tarde,
como una marca de electrodomésticos,
una casa marina,
atardeceres rojos en la universidad,
una canción, un jardín provinciano.

O tal vez aquel coche
que regresaba de los merenderos,
estampa negra, temblor cerrado a combustible,
persiguiendo la lluvia con sus faros
entre los quitamiedos,
en los recodos de la carretera.
Oigo ahora su estrépito, el de un motor antiguo,
y lo veo que cruza
el bulevar de los sueños perdidos
hasta que se detiene delante de una casa.
Paseo de la Bomba, 18.
Alguien abre la puerta.
Los niños corren y desaparecen.

Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos
las hallará vacías. Al cerrarme los ojos
se mojará los dedos con la lluvia.

Nos duele envejecer, pero resulta
más difícil aún
comprender que se ama solamente
aquello que envejece.

lunes, 5 de octubre de 2009

278 Ahora que está lejos


Autor*Harold Alvarado Tenorio
Ahora que está lejos soñándose a sí misma
quieres entrar de nuevo
y que nada diga.
Que nunca sepa que vienes de mundos
donde un emperador hierve
rodeado de eunucos
y los rostros centenarios de sus concubinas.
Entra en ella
buscando el rostro y la carne
que no volverán.

domingo, 4 de octubre de 2009

277 Imágenes dispersas bajo la Luna llena


Autor*Efraín Bartolomé
He sido siempre un hijo de la Luna.
Siempre vi, desde niño, las Lunas
más hermosas: la enorme Luna en llamas de Ocosingo saliendo allí, justo
detrás del cerro, tras la casa del rancho.
La enorme Luna roja sobre el
inmenso valle, en el Anochecer, bajando de las tierras altas de San
Cristóbal hacia mi húmedo pueblo, cuando tenía veinte años.
La enorme Luna blanca vista desde el estudio de mi casa de ahora, al sur de
la ciudad más poblada del mundo, en las faldas de un monte todavía arbolado.
Aquí, en la primera Luna llena de este año, hicimos una
ceremonia ritual para aguardarla: se leyeron poemas en su honor
mientras todos veíamos su lentísimo ascenso. Al concluir la lectura
continuamos mirándola en un total silencio, durante un largo Tiempo
que no podría medir reloj alguno.

Bajo la oscuridad
En el lugar del corazón:
la Luna llena.

Ella besó mis manos
y dejó como huellas
dos lunas pequeñitas

Soy dulce libre santo:
si me toco la frente
se ilumina
si toco a un asesino se santigua
un territorio yermo fructifica

Toco una piedra
Nace
la Poesía.

¿Lo sientes?
Es el frío del siglo
Es el frío del tiempo que acuchilla la piel
la luz que somos.

¿Sientes el golpe ciego del Desierto?
Hay pirañas en el aliento de la calle cruel
Pero mi amor será como un brasero contra el frío
Mis labios como un agua contra la sal del Viento
Mi cuerpo como nube contra la sal del Viento
Mi cuerpo como nube contra el sol del Desierto

Luz plena: sombra intensa
Entre charcos y piedras
somos el mismo Sueño
bajo la Luna llena.
Para desinfectar el cielo:
música lunar.

sábado, 3 de octubre de 2009

276 Estoy triste


Autor*Nezahualcóyotl de Texcoco
Estoy triste, me aflijo,
yo, el señor Nezahualcóyotl.
Con flores y con cantos
recuerdo a los príncipes,
a los que se fueron,
a Tezozomoctzin, a Quaquauhtzin.

En verdad viven
allá en donde de algún modo se existe.
¡Ojalá pudiera yo seguir a los príncipes,
llevarles nuestras flores!
¡Si pudiera yo hacer míos
los hermosos cantos de Tezozomoctzin!
Jamás perecerá tu nombre,
¡oh mi señor, tú, Tezozomoctzin!

Así, echando de menos tus cantos,
me he venido a afligir,
sólo he venido a quedar triste,
yo a mí mismo me desgarro.

He venido a estar triste, me aflijo.
Ya no estás aquí, ya no,
en la región donde de algún modo se existe,
nos dejaste sin provisión en la tierra,
por ésto, a mí mismo me desgarro.

viernes, 2 de octubre de 2009

275 No es que muera de amor, muero de ti


(Gracias Alba)
Autor*Jaime Sabines
No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

jueves, 1 de octubre de 2009

274 Un Poema de Amor


Autor*Nicolas Guillen
No sé. Lo ignoro.
Desconozco todo el tiempo que anduve
sin encontrarla nuevamente.
¿Tal vez un siglo? Acaso.
Acaso un poco menos: noventa y nueve años.
¿O un mes? Pudiera ser. En cualquier forma,
un tiempo enorme, enorme, enorme.

Al fin, como una rosa súbita,
repentina campánula temblando,
la noticia.
Saber de pronto
que iba a verla otra vez, que la tendría
cerca, tangible, real, como en los sueños.
¡Qué explosión contenida!
¡Qué trueno sordo
rodándome en las venas,
estallando allá arriba
bajo mi sangre, en una
nocturna tempestad!
¿Y el hallazgo, en seguida? ¿Y la manera
de saludarnos, de manera
que nadie comprendiera
que ésa es nuestra propia manera?
Un roce apenas, un contacto eléctrico,
un apretón conspirativo, una mirada,
un palpitar del corazón
gritando, aullando con silenciosa voz.

Después
(ya lo sabéis desde los quince años)
ese aletear de las palabras presas,
palabras de ojos bajos,
penitenciales,
entre testigos enemigos.
Todavía
un amor de «lo amo»,
de «usted», de «bien quisiera,
pero es imposible»... De «no podemos,
no, piénselo usted mejor»...
Es un amor así,
es un amor de abismo en primavera,
cortés, cordial, feliz, fatal.
La despedida, luego,
genérica,,
en el turbión de los amigos.
Verla partir y amarla como nunca;
seguirla con los ojos,
y ya sin ojos seguir viéndola lejos,
allá lejos, y aun seguirla
más lejos todavía,
hecha de noche,
de mordedura, beso, insomnio,
veneno, éxtasis, convulsión,
suspiro, sangre, muerte...
Hecha
de esa sustancia conocida
con que amasamos una estrella.