—Rosa fresca, rosa fresca, tan garrida y con amor, cuando vos tuve en mis brazos, no vos supe servir, no; y agora que os serviría no vos puedo haber, no. —Vuestra fue la culpa, amigo, vuestra fue, que mía no; enviátesme una carta con un vuestro servidor, y en lugar de recaudar él dijera otra razón: que érades casado, amigo, allá en tierras de León; que tenéis mujer hermosa y hijos como una flor. —Quien os lo dijo, señora, no vos dijo verdad, no; que yo nunca entré en Castilla ni allá en tierras de León, sino cuando era pequeño, que no sabía de amor. |
miércoles, 13 de agosto de 2014
010 Romande de Rosa Fresca
Autor*Anónimo
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