Autor*Miguel Ángel Muñoz
Al descubrir que se está solo,
lo cual no es poco,
la vida se te gangrena,
pinta de frío de plomo,
y se deshacen los ojos,
como si la arena fuese agua,
y las lágrimas, la larga playa,
que azota el viento de paso,
con furia y descaro.
Y pese a todo, eres libre,
como el lobo en el risco,
de perseguir la agreste cabra,
martirizar al pobre borrico,
pero igual se te sale, la vida del
pecho,
tan poco a poco, de modo indigno,
que el cuchillo que te mata,
te abra entero sin permiso,
y el dolor que te regala,
no encuentra paz, ni el castigo,
sólo el saberse solo, que en si,
no es poco suplicio.
duelen...duelen en el alma...
ResponderEliminar(no estamos solos)
Un beso!!
EL LOBO DEL RENCOR
ResponderEliminarYo voy, lobo estepario, trotando
por el mundo de nieve cubierto;
del abedul sale un cuervo volando,
y no cruzan ni liebres ni corzas el campo desierto.
Me enamora una corza ligera,
en el mundo no hay nada tan lindo y hermoso;
con mis dientes y zarpas de fiera
destrozara su cuerpo sabroso.
Y volviera mi afán a mi amada,
en sus muslos mordiendo la carne blanquísima
y saciando mi sed en su sangre por mi derramada,
para aullar luego solo en la noche tristísima.
Una liebre bastara también a mi anhelo;
dulce sabe su carne en la noche callada y oscura.
¡Ay! ¿Por qué me abandona en letal desconsuelo
de la vida la parte más noble y más pura?
Vetas grises adquiere mi rabo peludo;
voy perdiendo la vista, me atacan las fiebres;
hace tiempo que ya estoy sin hogar y viudo
y que troto y que sueno con corzas y liebres
que mi triste destino me ahuyenta y espanta.
Oigo al aire soplar en la noche de invierno,
hundo en nieve mi ardiente garganta,
y así voy llevando mi mísera alma al infierno.