miércoles, 3 de febrero de 2010

034 El poeta revela a las criaturas el nombre de su amada


Autor*Efraín Bartolomé
Toda la página del cielo para poner un Nombre
Todas las palomas traspasando la niebla matinal para erigir un sueño

Despierten cúpulas somnolientas de la Ciudad
Ya el joven sol se filtra
haciendo restallar su luminoso látigo en la mitad brillante de los árboles

Vaya una mano inmensa para apartar la última capa gris
Vaya una mano inmensa para otra vez teñir de azul el cielo
Una mano para trazar con pájaros el Nombre:
el Alto Nombre de la Amada

Al suelo el polvo el humo el aire sucio
A las lentas alturas la Delicia

El Nombre de mi Amada viene del Manzanar
El Nombre de mi Amada incendia la Penumbra
El Nombre de mi Amada alimenta palomas en los parques semidormidos

Un sueño un Alto Sueño: una breve Semilla
y habrá de germinar la Eternidad

Claveles blancos para escribir su Nombre
Todas las gotas de rocío para trazar las letras de su Nombre

Con los rayos más cálidos escribiré su Nombre sobre el frío
y el día entero se estremecerá

Con aroma de mangos y de piñas
Con violetas con flores amarillas con tulipanes rojos
escribiré su Nombre

Estoy hablando de Ella criaturas perezosas
¡Despertad!
De Ella hablo antenas agresivas sobre las azoteas
Ella es mi Amada
¡Oídlo!
Su Nombre es la Mañana
La Partera del sol
La Eterna Virgen
También se llama La Indecible
Se le nombró Esplendor
Se llamará
La Luz Ilimitada
Aquella por quien muero entre las fauces
de mi cruenta manada.

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