
Autor*Manuel Altolaguirre
Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura.
¡Qué pequeños resultaban
los hombres que iban conmigo!
Crecí como una alta llama
de tela blanca y cabellos.
Si derribaran mi frente
los toros bravos saldrían,
luto en desorden, dementes,
contra los cuerpos humanos.
Era mi dolor tan alto,
que miraba al otro mundo
por encima del ocaso.
Miguel Angel, una vez mas te felicito por tu versar tan exquisito.
ResponderEliminarSaludos.
pues va a ser que si que era su dolor tan alto..
ResponderEliminardeseo ke el nuestro nunka llegue a serlo, mas bien ke llegue en todo kaso a poder ser pisado por nuestros pasos..
besinessss..